Damos la bienvenida a Leyre, una joven con una sensibilidad artística tan potente como su compromiso con esta profesión, pero lo que realmente la hace especial no es solo su formación o su talento (que son indudables), sino su forma de estar.

Desde los tres años ha estado ligada al mundo de la danza, ballet, jazz y contemporáneo, y actualmente continúa su formación en interpretación en la prestigiosa escuela Nancy Tuñón, demostrando que lo suyo no es una afición, sino una vocación que vive con entrega absoluta y sabiendo que en esta profesión no hay atajos, solo trabajo, constancia y pasión.

Leyre es de esas personas que en un rodaje no solo brilla por lo que hace, sino por cómo lo hace: con una sonrisa, ayudando siempre al compañero, creando equipo, sumando en cada escena, aporta calma, alegría y compromiso. Y eso no se aprende: se es.

Tiene esa capacidad tan bonita de dejar espacio para que otros también brillen, algo que solo hacen quienes tienen luz propia.

Se forma con humildad, con ganas y con la certeza de que este es un camino largo, donde el esfuerzo y la constancia son tan importantes como el talento. Y ella lo sabe. Y lo demuestra.

Y fuera del escenario, Leyre no pierde de vista lo que de verdad importa.
Disfruta al máximo del tiempo con su familia y sus amigos, porque sabe que los valores, los vínculos y el amor que se cultiva fuera, también se reflejan en cada paso dentro.

Gracias por entregarte y por recordarnos que el talento, cuando va de la mano del corazón, tiene un poder imparable.

Esto solo es el comienzo.

Que nunca te falten alas ni razones para volar alto y por supuesto.. que nadie borre tu sonrisa.

Porque cuando el talento camina de la mano del corazón, el destino solo puede ser uno: llegar muy lejos.